Lo primero que he de decir es que París no se ve en dos días ni muchísimo menos. Después de mi experiencia, llegué a la conclusión de que serían necesarios, al menos, cinco días para ver la ciudad bien, con tranquilidad y sin agobios. Pero bueno, nosotros no disponíamos de más tiempo y creo que, para el poco tiempo que estuvimos, vimos bastante. Eso sí, ¡menuda paliza nos dimos!
Al visitar París, me parece algo fundamental sacar una tarjeta para el metro. Hay varias opciones y precios. Dependiendo del tiempo que vayas a estar y los metros que creas que puedas coger, baraja obtener una u otra. Nosotros no la sacamos y nos arrepentimos porque podríamos haber ahorrado bastante dinero.
París es una ciudad inmensamente grande – o, al menos, a mí me lo pareció (claro, que yo vivo en Granada, que es súper pequeñita, y me planto en París y aquello es otro mundo) – los monumentos están muy distanciados entre sí y ni qué hablar de ir de un barrio a otro. Pero bueno, nos organizamos como pudimos, teniendo en cuenta que era nuestra primera vez en la ciudad, así que ahí va el resumen de nuestros dos días en la maravillosa “ciudad de la luz”.
CÓMO LLEGAR A PARÍS DESDE BRUSELAS
Nuestro “campamento base” estaba en Bruselas y me sorprendió lo cerca que queda París de la capital europea: a tan sólo una hora y cuarenta minutos. La mejor forma para llegar es en tren. Se coge en la estación de Midi y llega a la estación parisina de París-Nord. La compañía con la que viajamos es Thalys. El tren es súper cómodo, con wifi y enchufes en cada asiento para cargar el móvil. No sé vosotros, pero yo nunca había viajado en un tren así de equipado y me llamó la atención (también es que yo soy fácil de sorprender jejeje). El precio del billete puede variar en función del día y la hora. Nosotros cogimos el día que salía más barato y nos costó 60€/persona ida y vuelta.
QUÉ VER EN UN DÍA
TROCADÉRO
Lo primero que hicimos nada más llegar a París fue dirigirnos hacia Trocadéro, el sitio desde donde obtener unas de las mejores vistas de la Torre Eiffel. La estación de tren está conectada directamente con el metro. Cogimos la línea 4 y bajamos en la estación Mairie de Montrouge para, a continuación, coger la línea 9 y bajar en Trocadéro. Estaba impaciente por verla. Al llegar a la plaza allí estaba “la dama de hierro”, enorme e imponente. La había visto mil veces en fotos, pero es que es impresionantemente enorme!!!
En la plaza de Trocadéro encontraremos el Palais de Chaillot, edificado en 1937 para la Exposición Universal. Está formado por dos pabellones separados por una explanada que da a los jardines de Trocadéro. En el palacio se pueden disfrutar cuatro museos (del hombre, de la marina, de la arquitectura y del cine) y un teatro. Además, la zona exterior de los pabellones que da a la explanada está adornada de numerosas esculturas doradas de los años 30.
Esta explanada está siempre plagada de gente y de numerosos vendedores ambulantes. Tiene muchísima vida y movimiento. Llegando al final de la misma encontraremos unas escaleras que se abren a ambos lados para acceder a los jardines de Trocadéro. También fueron creados para la exposición de 1937 y en su centro encontraremos la famosa fuente de Varsovia, con 20 cañones de agua que ofrecen un espectáculo acuático, sobre todo durante las noches de verano, con una iluminación especial. Algunas esculturas que dominan el conjunto son caballos dorados o una cabeza de toro. Sin embargo, en nuestra visita, la fuente no estaba en funcionamiento y se encontraba completamente vacía de agua, así que no pudimos apreciarla en su esplendor.
TORRE EIFFEL
Desde los jardines de Trocadéro continuamos avanzando hacia la torre y tuvimos una primera vista del río Sena al atravesar el Puente d´Iéna. Cada vez la teníamos más cerca, la veíamos más grande y nos impresionaba más. Pasado este puente, a la derecha, encontrarás el famoso carrusel de la Torre Eiffel desde el que se obtienen unas fotos muy bonitas con la torre de fondo. Nosotros cruzamos por el lado izquierdo así que no nos dimos cuenta de que estaba ahí, pero te aviso para que no te lo pases en tu visita. Creo que vale la pena una foto en él con la “dama de hierro” detrás.
La Torre Eiffel alcanza los 300 metros de altura y está construida en hierro. Se creó para la Exposición Universal de París de 1889 y recibe su nombre de su arquitecto, Gustave Eiffel. Su construcción duró poco más de dos años.
Inicialmente fue objeto de controversia, pues los artistas de la época la consideraron monstruosa. Dada su baja rentabilidad al terminar la exposición, se planteó derruirla en diferentes ocasiones. A principios del siglo XX, con la llegada de las guerras mundiales, le encontraron otra utilidad como antena de radiodifusión y con ella captaron mensajes que ayudaron a los aliados. Actualmente es el monumento más visitado del mundo con más de 7 millones de visitas anuales.
Es posible subir a la torre, bien en ascensor, o bien por las escaleras. Sin embargo, si eliges esta última opción, debes saber que se trata de 1665 escalones. Si subes por las escaleras sólo podrás acceder a las dos primeras plantas de la torre. El precio es más bajo, aunque, a no ser que hayas hecho una apuesta, no creo que merezca la pena subir tantos escalones. Nosotros, debido al poco tiempo que íbamos a pasar en la ciudad, decidimos no subir porque la cola era impresionante, pero lo tenemos pendiente para la próxima visita porque es algo que debe hacerse una vez en la vida.
CAMPOS DE MARTE
Se trata de un tranquilo jardín situado a los pies de la Torre Eiffel. En el extremo opuesto a la torre se encuentra el Edificio de la Escuela Militar.
En sus orígenes se trataba de un campo dedicado al cultivo de hortalizas. Tras la construcción de la Escuela Militar, comenzó a utilizarse como campo de maniobras. De hecho, su nombre procede de esta época, en honora a Marte, dios romano de la guerra.
Actualmente, es uno de los lugares elegidos por los parisinos y turistas para relajarse y disfrutar de un momento de descanso. De hecho, es común encontrar a grupos de personas haciendo un picnic allí o leyendo un libro en el césped.
LOS INVÁLIDOS
A media hora caminando desde los Campos de Marte encontramos el Palacio Nacional de los Inválidos, donde se encuentra la tumba de Napoleón Bonaparte. Fue edificado en el siglo XVII como residencia para los soldados franceses retirados del servicio. En su interior se accede a la Iglesia de Los Inválidos y al Museo del Ejército. Es uno de los monumentos más importantes de París por su imponente aspecto coronado por una impresionante cúpula dorada.
PANTEÓN
Situado en el Barrio Latino, cerca de los Jardines de Luxemburgo y a media hora caminando de la Catedral de Notre Dame, se encuentra el Panteón. Se trata del primer monumento de importancia de la capital francesa, pues fue construido antes que la Torre Eiffel y fue el primer lugar desde el que se podía divisar París desde las alturas.
A lo largo de la historia ha tenido diferentes funciones, sirviendo tanto para fines religiosos como patrióticos. El interior del edificio es impresionante debido a su tamaño. Un punto de gran interés es la cripta, donde se encuentran las tumbas de personajes ilustres como Voltaire, Rousseau, Víctor Hugo, Marie Curie, Louis Braille o Alejandro Dumas. Tampoco la visitamos, pero debe ser bastante recomendable hacerlo. El precio de la entrada es de 8,50€.
NOTRE DAME
Notre Dame es, sin lugar a dudas, la catedral más famosa de todo París. Aunque no te darás cuenta al visitarla, está situada en una gran isleta, ya que el río Sena se abre en dos llegados a este punto de la ciudad, rodeando la tierra en la que se encuentra la catedral.
Nosotros accedimos desde la parte de atrás, cruzando por el puente de L´Archêveché, por lo que lo primero que vimos fue el Parque de Juan XIII, donde encontramos, además, en el lateral de la catedral que da al río, una estatua dedicada al Papa Juan Pablo II.
Continuamos avanzando por este lateral para finalmente llegar a la plaza desde la que nos quedamos boquiabiertos con la fachada de Notre Dame. Se trata de una de las catedrales góticas más antiguas del mundo. Su nombre significa Nuestra Señora, y está dedicada a la Virgen María. Tiene dos torres de 69 metros de altura. Desde la parte superior de estas se pueden apreciar las fantásticas vistas de la ciudad, además de visitar el campanario en el que vivió el jorobado de Notre Dame y ver de cerca las numerosas gárgolas.
Nosotros nuevamente no pudimos visitarlas por falta de tiempo, algo de lo que me arrepiento pero que haré sin lugar a dudas cuando vuelva. El acceso a las torres se realiza por la puerta del lateral izquierdo de la catedral, y se suben 387 empinados escalones a pie. Se aconseja madrugar y llegar antes de las diez de la mañana para ser los primeros en la cola, ya que dicen que esta va realmente lenta y puede durar más de dos horas. El precio para visitar las torres es de 8,50€.
En la misma la plaza de la catedral, y justo en frente de esta, encontramos el edificio de la policía nacional. Llama la atención por su gran tamaño y belleza, y porque por la noche se ilumina con los colores de la bandera francesa.
- Cenar en Notre Dame
Justo cruzando el río desde la plaza de Notre Dame por el Petit Pont Cardinal Lustiger, llegas al cruce entre la calle Saint Jacques y la calle Quai Saint-Michel. Toda esta zona está plagada de numerosos restaurantes, tiendas de souvenirs, karaokes, heladerías, etc. y tiene muy buen ambiente por las noches. Nosotros nos dirigimos hacia la calle de la Huchette y terminamos cenando en La Cour de la Huchette. El trato fue inmejorable y la comida estaba exquisita, además de que el precio no fue nada caro.
Y después de cenar nos dirigimos en busca de una boca de metro ya que queríamos ver la Torre Eiffel iluminada.
TORRE EIFFEL DE NOCHE
Si tengo que quedarme con una imagen de París, sería esta: la Torre Eiffel iluminada. Si ya me impresionó a plena luz del día, por la noche terminó de llevarse mi corazón. Ya desde el metro, que salía a la superficie en algunos tramos, pudimos verla encendida. Soy un poco repetida, pero es que es taaan impresionante!!! La verdad es que hicimos el mismo recorrido de por la mañana (Trocadéro y Jardines de Trocadéro), pero esta vez nos quedamos un ratito sentados en la zona de la fuente simplemente mirando cómo cambiaba la iluminación de la torre: fija o parpadeante. Aih qué bonita. Sin lugar a dudas, cada vez me decanto más por ver los monumentos de noche e iluminados.
Y hasta aquí nuestro primer día en la «ciudad del amor». Como veis, aprovechamos bastante el tiempo. Espero que os haya gustado y os sirva de ayuda si visitáis París por primera vez. En breve tendréis la segunda parte de nuestro viaje.